Monday, December 25, 2006


Ha pasado más de un mes,
cosa ya de seis semanas,
desde que lo confesé
de vivir perdí las ganas.

Hoy pienso en mi estupidez,
volveré a vestir de negro,
me siento sola otra vez,
como en un eterno invierno.

Recuerdo tu hermosa mirada,
y tiembla mi corazón,
de ti estoy enamorada,
por ti pierdo la razón.

Eres mi platónico amor,
obsesión inalcanzable,
la fuente de mi dolor,
de mi pasión indomable.

Eres mi vida, mi luz,
la meta de mi camino,
mi único sueño eres tú,
tus abrazos mi destino.

Y cada noche en mi cama,
llorando en la oscuridad,
deseo a quien no me ama
y huyo de la realidad.

Imaginando mil sueños,
nosotros protagonistas
de un mundo falso de ensueño
creado por ilusionistas.

Qué dura es la realidad
y qué dulce la locura,
cómo duele la verdad
que me hunde en la amargura.

No finjas que eres mi amigo,
no quieras de mí mofarte,
porque cuando estás conmigo
no sabes dónde escaparte.

Y yo, que tan solo quiero
que tú te sientas feliz,
creo un momento que muero
y me escabullo de allí.

Y la Soledad me acoge,
como siempre me acaricia,
y mis despojos recoge,
los revive sin malicia.

El Dolor conmigo danza,
sus secretos me murmura,
me relata sus andanzas
y me besa con ternura.

El cadáver de mí misma
camina por la ciudad,
se ha quedado sin sonrisa,
sin cariño y sin piedad.

Nadie nunca le ha querido,
nunca palabras bonitas,
a ella siempre le han herido,
le desprecian por bajita.

El cadáver de la autora
se dirige al cementerio,
busca su lápida ahora
y agoniza en el silencio.

A la hora de fallecer
se siente solo una sombra,
de lo que pudo tener
no conserva ni su honra.